Una reflexión sobre la relación entre la arquitectura, la sociedad moderna y la naturaleza, y cómo éstas pueden coexistir de manera armónica y sostenible.

Simondon
Petare desde el aire – Foto por Numa Roades

En la actualidad, muchas ciudades modernas han sido construidas sobre cimientos que reflejan la impronta agresiva de los antiguos constructores y los vecinos que lucharon por sus derechos y poderes. Una lucha que a menudo se llevó a cabo de manera brutal, donde unos destruyeron la obra del otro. Como resultado, la ciudad moderna a menudo carece de espacios públicos donde las personas pueden encontrarse y convivir.

En contraste, otras sociedades más tradicionales, permitieron que las convenciones y los rituales regulasen la vida y la arquitectura. Por ejemplo, en el Corán se dictaba normas precisas sobre la colocación de puertas y ventanas en función del sentido común, y cada edificio debe relacionarse conscientemente con los demás edificios.

Sin embargo, en la sociedad moderna, estas convenciones han sido disueltas desde aspectos los religiosos, lo que ha dado lugar a nuevas libertades y posibilidades, pero también a confusión y sufrimiento debido al caos que esto ha producido. 

La tarea de gestionar estos retos hoy día ha sido delegada al sector público, pero éste se ve limitado a la hora de dar soluciones adaptadas para todos y el mismo ha perpetuado el imperativo de seguridad y vigilancia, lo cual ha aislado aún más a las personas.

En este contexto, “Organismo” busca plantear preguntas importantes sobre cómo podemos vivir de manera sostenible en la sociedad moderna. ¿Debe la institución pública ser la única encargada de gestionar y promover el encuentro? ¿Qué posibilidades tenemos de crear un espacio común? ¿Cómo la arquitectura de hoy día integra estas necesidades e itera sobre las mismas?

 

Propone dos conceptos para abordar estas preguntas: resiliencia y autogestión. Reforzar la resiliencia urbana es crucial para evitar pérdidas humanas, sociales y económicas en las ciudades modernas, especialmente en el contexto del cambio climático y los desastres naturales. Para crear y mantener una comunidad saludable de individuos y ecosistemas, es necesario que los sistemas vivos coordinen sus actividades a través de la autoorganización, lo que implica una mayor participación y autogestión de la sociedad en la creación y defensa de sus espacios públicos.

En conclusión, “Organismo”, es una propuesta que imita la vida, donde la biomímesis es la guía que le da forma. La inteligencia de enjambre, que estudia la danza de la naturaleza, ha sido su inspiración, en particular la hormiga que vive en comunidad. Su colectividad les da un sentido agudo de respuesta, unidos sin mandatos desde lo alto, ante los agentes del entorno. En contraste, la sociedad humana se organiza con una jerarquía centralizada que puede retardar decisiones grupales. “Organismo” invita a la adopción sistemática de estrategias inspiradas en la autogestión y la descentralización, para enfrentar de forma ágil los desafíos actuales que nos invaden.

 

El humán deviene un individuo de grupo, en la medida en que su problemática psíquica se resuelve en lo colectivo.

Simondon, 2013